Opté por Grabado Calcográfico por sus posibilidades artísticas, aunque de técnica metódica, poco afín con mi temperamento, esta abierto a materiales y conceptos nuevos, como se ve a lo largo del siglo XX.
Favoreció mi investigación el que, durante los años 70, en el Taller de Grabado de la Escuela de Bellas Artes de Madrid no se siguiera una estricta enseñanza académica, lo que dio lugar a un espacio abierto y creativo, en donde principiantes como yo tuvimos la suerte de trabajar junto a grandes grabadores.